Al norte del complejo de Zoser nos encontramos con el famoso Serapeum descubierto por Auguste Mariette en 1850. Allí se enterraban a los bueyes Apis. Sus gaslerías han sido reabiertas recientemente al turismo después de más de 20 años de trabajos de restauración.
El arqueólogo francés descubrió una avenida de 134 esfinges, hoy trasladadas al Louvre de Paris, que servían de entrada al templo a lo largo de algo más de 2 kilómetros. Junto a ellas apareció el famoso escriba sentado que hoy día se conserva en el mismo museo parisino.
Los enterramientos estaban compuestos por cámaras excavadas en la propia roca del suelo, en donde se introducían los gigantescos sarcófagos de piedra granítica. El Serapeum propiamente dicho está compuesto por dos tipos diferentes de enterramiento. Los más antiguos son los enterramientos menores, algunos de ellos de la época de Ramsés II. En la parte superior se encuentran los enterramientos mayores, hoy visitables, que son unas galerías con grandes nichos a los lados.
Las medidas de los sarcófagos suelen tener 3,80 metros de largo, 2,30 metros de ancho, y 2,85 metros de altura total, tapa incluida. El grosor de las paredes interiores de estas auténticas cajas fuertes, es de 45 centímetros. Su peso, dependiendo del material, ya que los hay de granito o basalto, ronda las 40 toneladas a lo que hay que añadir otras 20 para la tapa.